miércoles, 1 de julio de 2015

Respuestas a Tim Hunt: La “cuestión de las mujeres” en ciencia

por Juana L. Gervasoni Dra. en Fisica -CAB-IB-CNEA-CONICET

       El Dr. Tim Hunt, premio Nobel de Medicina 2001, y miembro de la Real Sociedad de Londres, dijo acerca de las  mujeres en los ámbitos de investigación científica: “…tres cosas pasan cuando hay mujeres en el laboratorio… Te enamoras de ellas, ellas se enamoran de ti y cuando las criticas, lloran.” En los dichos de Hunt hay una dureza de juicio sobre las mujeres en general, y científicas en particular, que llevó a un rechazo mundial generalizado. De repente y brutalmente, se puso en evidencia la vieja concepción de un género superior a otro.
Porque está tan vigente esta proyección de este problema tan antiguo?, porque esa permanente persistencia de la dificultad masculina para considerar a la mujer su igual?, cómo perdura un tipo de relaciones de los varones con las mujeres  que, lejos de considerarlas sus iguales, colegas, compañeras, tienden a verlas, inevitablemente, como criaturas sexuales, caprichosas e indisciplinadas, en el fondo, la mujer “fatal”?.

       Subyacen en sus declaraciones, a pesar de su pensamiento científico exquisitamente sofisticado, miedos ancestrales. Sus dichos reflejan el estereotipo histórico de mujer pretendidamente fatal que acarrea peligro al hombre del que se encapricha y al que intenta seducir. Este es un invento de los varones sobre la peligrosidad femenina. (Nuestra sociedad no suele hablar del hombre fatal, ni siquiera para referirse al violador, o al que mata…) Y la ciencia, una actividad humana más en definitiva, carga con la historia que naturaliza estas situaciones. Por eso, es necesario que las instituciones científicas se involucren en los enfoque de género.

       Quisiera aportar algunas reflexiones que ayuden a esta justificación: Los distintos movimientos de mujeres emergen en un contexto político patriarcal de culturas diferentes. Como primera medida metodológica, fueron esos movimientos del siglo XX los que hicieron  visibles los sesgos, desmantelando los mitos que subyacen en los distintos saberes: la objetividad, la neutralidad y la racionalidad. La misma retorica científica contribuye a ello mediante la construcción de un método formal de comunicación que oculta los procesos de la toma de decisiones. Enmascara y oculta la participación del sujeto activo mediante el uso de un estilo impersonal y aséptico, dando la impresión de que no existe un yo investigador. Con respecto a la metodología feminista y su relación con la metodología científica, esta última asume muchos de los postulados desarrollados por la filosofía de la ciencia y por la tarea de análisis crítico que autoras y  autores han realizado con respecto al método. A las científicas nos corresponde analizar los sesgos androcéntricos, patriarcales y sexistas de la ciencia tradicional y moderna en los contenidos, los significados inscriptos en el lenguaje, la práctica de la investigación, y los mecanismos de exclusión.

       Las teorías que anclan en la óptica de género son definitivamente una crítica cultural. En las ciencias, estas teorías poseen instrumentos analíticos que otras disciplinas no poseen, y en este sentido se vuelven imprescindibles para comprender numerosas cuestiones, para modificarlas a favor de la igualdad y para construir conocimiento con elementos que son patrimonio humano universal. Abordar este problema desde el seno de las instituciones científicas, no es “asunto de mujeres científicas”, no es sectorial, sino que aportaría elementos de análisis de la realidad, con un caudal de pensamiento crítico con potencial de participación y enriquecimiento de hombres y mujeres.

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